'Sin fin': la ardua odisea de un venezolano hacia EE.UU.
A los 32 años, el venezolano Víctor Manuel Atencio finalmente lo había tenido: sentía que la crisis que sacudía a su país había arruinado todas sus esperanzas para el futuro.
Entonces tomó la difícil decisión de emigrar a Estados Unidos, una odisea agotadora que terminó tomando dos meses y recorriendo unos 4.800 kilómetros (3.000 millas) marcados tanto por la calamidad como por la bondad.
"Parecía interminable, muy agotador", dijo a la AFP, ahogado por la emoción, después de cruzar finalmente desde México a la ciudad fronteriza texana de Eagle Pass, donde pisó por primera vez suelo estadounidense.
"Pensé que la parte más difícil sería la selva", dijo Atencio, refiriéndose a la peligrosa y agotadora caminata por la selva del Darién entre Colombia y Panamá.
"Pero luego me di cuenta de que la jungla urbana era mucho peor", con ataques y robos habituales en el camino.
"Los animales se comportan mejor que los hombres", añadió.
Ahora, sin embargo, después de vadear el Río Grande, con sus caprichosas corrientes, se encontraba en los Estados Unidos.
Atencio inició su viaje el 30 de julio, junto a 31 paisanos del occidente venezolano. Al igual que él, estaban hartos del gobierno de Nicolás Maduro, cuyo gobierno ha estado marcado por la agitación política y el colapso económico.
Durante la agotadora caminata a través de la selva del Darién, donde una corriente de migrantes enfrenta peligros naturales y ataques de feroces bandas criminales, Atencio fue desechando gradualmente las pocas pertenencias con las que comenzó el viaje, conservando sólo lo más básico: sus documentos de identidad y un celular con audífonos.
"Es triste ver la situación en la que se encuentran algunas personas en este camino", dijo, describiendo las brutales condiciones que enfrentan los inmigrantes.
Las cosas fueron particularmente tensas para él cuando pasó por Nicaragua y Guatemala, donde, según dijo, le robaron repetidamente.
Entre sobornos y extorsiones, Atencio dijo que perdió $3,000.
Pero el viaje no fue del todo sombrío.
Algunas personas "nos dieron comida o ropa, y así pudimos sobrevivir", dijo, mostrando una rara sonrisa.
Una vez que finalmente estuvo en suelo americano, Atencio abrazó a un compañero de viaje.
"Lo logramos", dijo.
El objetivo de Atencio es reunirse con sus primos en Dallas y forjar una vida que "brinde esperanza" a los miembros de su familia que aún se encuentran en Venezuela.
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